El poder de Uno
Buenos días.
Hace varios años sentado en la sala de mi casa recuerdo
haber visto una muy buena película, se trataba sobre el continente africano,
ambientada en los años 30 y por supuesto sobre el racismo. La película “El
poder de uno” trata sobre la capacidad que tiene cada persona de cambiar y con
ese cambio cambiar su entorno, la recomiendo ampliamente.
El recuerdo de la película vino a mí como una revelación por
algo que me sucedió esta semana, discutía con un grupo de amigos y amigas sobre
la situación del país y la necesidad de cambiar varias cosas (para no decir
muchas o pocas cosas), yo por supuesto hablaba del respeto y de la visión
marginal que tenemos de todo. Inspirado de esa conversación llamo a varias de
mis amigos que estábamos en esa discusión y los invito a que vayamos a una
reunión con uno de los precandidatos de la oposición, para conocerlo y
preguntarle sobre las inquietudes que teníamos y que habíamos expresado
tomándonos un café.
Hasta acá todo bien, pero, una amiga ante mi “fastidiosa”
invitación me responde: “Y ¿cuánto hay pa eso?”, es decir, quiero, deseo,
necesito que las cosas cambien, pero a la par quiero saber ¿Cuánto hay pa eso?.
Yo le decía que si queremos cambiar la sociedad debemos por empezar en cambiar
nosotros mismos, no es posible un cambio sin un cambio de mentalidad, que el
cambio es de uno.
En Venezuela, los venezolanos esperamos sentados en el patio
de nuestras casas a que todo mejore como por arte de magia, esperamos que
llegue el papá Estado con la solución a nuestros problemas, nos alegramos con
el otorgamiento de una beca, cuando nos regalan unas laminas de zinc para el techo, cuando nos fían una
licuadora o una nevera, cuando una cuadrilla de obreros públicos limpian la
plaza de nuestra comunidad o barren la calle. Esperamos que los problemas nos
los solucionen otros.
Si deseamos en realidad que se produzca un cambio
significativo en nuestro entorno debemos cambiar nosotros ya que nosotros
tenemos el poder de hacer cambiar a los demás. En los años 90 Nueva York bajo
la tasa de criminalidad, entre otras acciones, por un cambio de
mentalidad, la campaña “Arreglando
ventanas rotas” hizo que cada neoyorkino se preocupase por mantener su espacio
vital en orden y eso generó una sinergia que cambio en la calidad de vida y
como se percibía la ciudad, lo que generó a su vez cambios sustanciales en esa
ciudad.
Tenemos miles de ejemplos que pudiésemos citar de hechos que reflejan el poder de cambio que
uno mismo puede generar en el otro, pero creo que el mayor o el que ejemplifica
a todos los demás es Mohandas Karamchand Gandhi, el Mahatma. Gandhi con su
cambio personal cambio a toda una nación y más allá cambió la forma de hacer
política, religión, economía y más aun cambio los modos como nos relacionamos
los seres humanos,
Termino la columna de hoy convidándoles a tomar en sus manos
las soluciones de los problemas que les aquejan, ustedes tienen el poder, y no
quiero sonar como un escritor de autoayuda, me refiero al poder que tienen para
generar soluciones personales y sociales, no esperen a que se los solucione otro
o esperen a que se solucionen solos, si ustedes solo son los que dan los buenos
días al entrar a un lugar les aseguro que más pronto que tarde todos les darán
los buenos días.
José Miguel
Briceño-Escobar
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