Cafecito en mano por: José Briceño

El poder de Uno

Buenos días.

Hace varios años sentado en la sala de mi casa recuerdo haber visto una muy buena película, se trataba sobre el continente africano, ambientada en los años 30 y por supuesto sobre el racismo. La película “El poder de uno” trata sobre la capacidad que tiene cada persona de cambiar y con ese cambio cambiar su entorno, la recomiendo ampliamente.

El recuerdo de la película vino a mí como una revelación por algo que me sucedió esta semana, discutía con un grupo de amigos y amigas sobre la situación del país y la necesidad de cambiar varias cosas (para no decir muchas o pocas cosas), yo por supuesto hablaba del respeto y de la visión marginal que tenemos de todo. Inspirado de esa conversación llamo a varias de mis amigos que estábamos en esa discusión y los invito a que vayamos a una reunión con uno de los precandidatos de la oposición, para conocerlo y preguntarle sobre las inquietudes que teníamos y que habíamos expresado tomándonos un café.

Hasta acá todo bien, pero, una amiga ante mi “fastidiosa” invitación me responde: “Y ¿cuánto hay pa eso?”, es decir, quiero, deseo, necesito que las cosas cambien, pero a la par quiero saber ¿Cuánto hay pa eso?. Yo le decía que si queremos cambiar la sociedad debemos por empezar en cambiar nosotros mismos, no es posible un cambio sin un cambio de mentalidad, que el cambio es de uno.

En Venezuela, los venezolanos esperamos sentados en el patio de nuestras casas a que todo mejore como por arte de magia, esperamos que llegue el papá Estado con la solución a nuestros problemas, nos alegramos con el otorgamiento de una beca, cuando nos regalan unas laminas de zinc para el techo, cuando nos fían una licuadora o una nevera, cuando una cuadrilla de obreros públicos limpian la plaza de nuestra comunidad o barren la calle. Esperamos que los problemas nos los solucionen otros.

Si deseamos en realidad que se produzca un cambio significativo en nuestro entorno debemos cambiar nosotros ya que nosotros tenemos el poder de hacer cambiar a los demás. En los años 90 Nueva York bajo la tasa de criminalidad, entre otras acciones, por un cambio de mentalidad,  la campaña “Arreglando ventanas rotas” hizo que cada neoyorkino se preocupase por mantener su espacio vital en orden y eso generó una sinergia que cambio en la calidad de vida y como se percibía la ciudad, lo que generó a su vez cambios sustanciales en esa ciudad.

Tenemos miles de ejemplos que pudiésemos citar  de hechos que reflejan el poder de cambio que uno mismo puede generar en el otro, pero creo que el mayor o el que ejemplifica a todos los demás es Mohandas Karamchand Gandhi, el Mahatma. Gandhi con su cambio personal cambio a toda una nación y más allá cambió la forma de hacer política, religión, economía y más aun cambio los modos como nos relacionamos los seres humanos,

Termino la columna de hoy convidándoles a tomar en sus manos las soluciones de los problemas que les aquejan, ustedes tienen el poder, y no quiero sonar como un escritor de autoayuda, me refiero al poder que tienen para generar soluciones personales y sociales, no esperen a que se los solucione otro o esperen a que se solucionen solos, si ustedes solo son los que dan los buenos días al entrar a un lugar les aseguro que más pronto que tarde todos les darán los buenos días.



José Miguel Briceño-Escobar

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