Todo era una fiesta, el estadio estaba a reventar, minuto 43 del segundo tiempo y el 2-1 campeaba en el marcador, nuestro equipo atacaba con todas sus armas, nosotros y otras 10 mil personas con nuestras almas aupábamos a los 11 negriazules, de repente el lateral izquierdo corre con el balón pegado a sus pies, el exhausto defensa estudiante es incapaz de detenerlo. -¡CENTRÓ…!-, un profundo y largo silencio, -¡GOOOL!-, el portero mira impotente el balón enredado, nuestro héroe corre hacía nosotros con la boca llena de gol.
Así quedo el partido, celebrábamos en una tasca con otros aficionados más, la cerveza corría, las conversaciones las gritábamos, de cuando en vez entonábamos los cánticos del equipo, que tarde de sábado, Campeones gracias a una victoria frente a los académicos de Mérida y en la compañía de ella. Salimos del establecimiento con una rastrera, todavía hoy no sé cómo llegamos al apartamento, solo recuerdo que cuando desperté, todavía vestido, estaba sentado con los brazos apoyados en la mesa de la cocina y con un pan en la mano derecha, camine hasta el cuarto con un terrible dolor de cabeza, ella se estaba duchando y no había conseguido quitarse la ropa.
- ¿Qué hora es? -Pregunto con ganas que no fuese ninguna.
- Las…, dos,… si dos.
- ¡Maldición!.
- ¿Qué pasa?
- Que hoy es domingo y tengo que almorzar con mi familia. –Me lo decía mientras se quitaba la ropa mojada y buscaba algo que ponerse en mi closet, por un momento, creo que como yo, se percató lo comunes que debíamos parecer, se volteo a verme y sonrió.
Mientras se cambiaba de ropa, me duche, prepare unos panes y salimos. En el taxi ella leía la prensa y yo escribía algo en mi libreta. –¡No puede ser!. Me dijo mientras apretaba mi brazo, la mire extrañado del temor en su voz, su mirada parecía perdida en las páginas del periódico, mire la causa de su ausencia, en titulares en la última página denunciaba el asesinato de una joven pareja a la salida de un centro nocturno donde se celebraba la victoria del equipo de fútbol local.
“…los cuerpos fueron encontrados a unos metros del establecimiento sin identificación alguna, ella hermosa vestía una chaqueta marrón, él yacía a su lado tomándola de la mano, en uno de sus bolsillos se encontraba un par de entradas del partido donde el equipo Gallo se titulaba la tarde de ayer”.
José Briceño / @ProfesorJB
Publicado en: http://golmaracaibo.com/portal/?p=1077
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